Reseña : Andrea Prieto, Las cenizas que quedan
Título: Las cenizas que quedan
Autora: Andrea Prieto
Editorial: Escarlata Ediciones
ISBN: 9788416618163
Nº de páginas: 312 págs.
Sinopsis :
Hace cientos de años, la congregación Espúrea ascendió al poder. Obtenía su magia de las cenizas y su ambición fue tal que, finalmente, abrasó el mundo. Después de los grandes incendios y de los cataclismos ocasionados por aquel desastre, los supervivientes se escondieron en lo poco que se mantuvo en pie.
Aline lleva encerrada en los últimos vestigios de la civilización desde que perdió la última de sus batallas como capitana del ejército. Dejó la lucha por la política y pasó a formar parte del consejo, una institución que trata de impedir que los suyos sucumban a un mundo reducido al polvo.
Con la llegada de Weiss, un antiguo compañero de la milicia, Aline recibe un mensaje póstumo de su tío: unas coordenadas que esconden un secreto que bien podría salvar lo que queda o, por el contrario, destruirlo todo. Aline no tendrá más remedio que emprender un viaje lleno de peligros con la persona que había decidido dejar atrás, y cruzar un territorio dominado por las mortíferas tribus del fuego.
Crear algo innovador en el mundo de la literatura, en concreto dentro de la literatura juvenil, siempre anclada a unos géneros, gustos y tipos concretos siempre ha parecido una tarea harto complicada para un autor. Cansados de lo de siempre, se ha buscado cambiar el paradigma con la intención de demostrar que los lectores más jóvenes, no son por ello menos críticos. Ante nosotros tenemos una novela fruto del cambio de paradigma actual, un producto literario que demuestra una intención de crear algo diferente.
Las cenizas que quedan de Andrea Prieto es una novela de personajes. Además una trama bien construida, y que apenas deja cuestiones sin responder, es una narración muy focalizada en el análisis psicológico de los dos complejos personajes principales con los que el lector puede compadecerse sin apenas dificultad. En concreto, sus aventuras y desventuras no tienen una emoción trepidante, pero si su (no) relación que pasa por diferentes niveles de complejidad y que hace que el resultado esté exento de clichés y de simplificación.
Aline y Weiss representan dos personajes totalmente opuestos y nunca llegarán a acercar posiciones vitales. Son la viva imagen de la realidad, dos seres humanos con una cosmovisión diferentes y que lo único que tienen en común es la desgracia y una impresionante química que les hace ser un tándem que se debe tener en consideración como un modelo muy interesante a tener en cuenta.
El personaje principal femenino, Aline, no es la mujer fuerte e independiente con la que se quiere dignificar, a mi modo de ver de forma errónea, el protagonismo de la figura femenina en las novelas. Es un personaje con una minusvalía física pero la autora no parece buscar con ello un punto dramático. La pérdida de una extremidad es relevante para entender su pasado pero no es un foco central en su futuro. Aline es un personaje herido pero que no cae en ser melancólico, frío pero a la vez no puede evitar representar con actos lo que su voz calla... En definitiva, es un ser humano totalmente orgánico, traspasa la esfera de un personaje tipo para demostrar una total realidad. Su principal encanto son sus reacciones basadas en su pensamiento, nunca se traicionará a sí misma. Necesitamos más personajes femeninos realistas como este, no hipérbolicos.
"Aline respiró hondo. Había ido por eso, pero había contado con no tener que enfrentarse a la acusación de haber estado en silencio. Los ojos de Rarka seguían siendo terribles cuando se lo proponían. Sería un borracho tullido solo que no por ello dejaba de ser algo más."(pág. 24)
Weiss es un personaje masculino formidable y el contrapunto de Aline. Me interesa resaltar que su impulsividad le lleva a tomar decisiones erróneas o no pero fruto del sentimiento. Le es complicado ser frío en muchas ocasiones y no es físicamente el hombre más atractivo que uno pueda imaginar. Su atractivo se representa en su difícil relación todo el mundo, carcomido siempre por la culpa y su necesidad de arreglar lo que cree completamente roto. Ambos tienen en común una fortaleza y un cuestionamiento de lo que se considera verdad, muy meritorio.
"Weiss lo sabía a la perfección, pero era diferente que le importara. Aline lo tenía muy claro y le gustaba que por fin los demás pudieran ver también como era: iba a conseguir lo que quería, porque lo quería y le iba a dar igual lo que dejara atrás y quien se llevaba por delante." (pág. 71)
Respecto en la construcción del mundo tengo que destacar que la novela está muy bien organizada pero visualmente es mejorable. En cuestiones sociológicas y culturales, el mundo de Andrea Prieto está muy bien organizado y pensado. No hay nada al azar, cada personaje tiene su lugar de acción y una justificación de la elección de ese medio. Los mitos y leyendas están muy bien trabajados y aunque no son abundantes, si que son reveladores de una ideología para la constitución de las distintas sociedades. El problema reside en las descripciones de los diferentes escenarios, que muchas veces se quedan un poco escuetas y son un poco uniformes respecto a su tonalidad.
"Emergía no era del todo un cuento inventado por Bennett para terminar la noche y que los niños se fueran a sus camas. Las leyendas, los mitos que les habían dejado los de la congregación, hablaban de los hombres de ceniza. Elegidos por Dios y guiados por la Muerte, se metían entre las llamas para morir y no morían. Se levantaban convertidos en sus propias cenizas, inmortales e indestructibles. Los niños pequeños lloraban con sus historias, porque lo arrasaban todo con la misma piedad que el fuego. No sabían que, cuando fueran mayores, rezarían por su llegada" (pág.63)
En conclusión, esta autora presenta una historia llena de matices y que da la sensación de una madurez literaria inesperada en una debutante. Un mundo original e interesante, una historia amena y en algunos momentos trepidante junto con una base realista y humana en la construcción de unos personajes hacen de la Las cenizas que quedan, un buen debut en la literatura juvenil.
