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Segundo Anfiteatro : Juan Mayorga, El Cartógrafo


Título: El Cartógrafo

Texto y Dirección: Juan Mayorga Ayudante de Dirección: Carlos Martínez-Abarca

Escenografía y Vestuario: Alejandro Andújar Iluminación: Juan Gómez-Cornejo Música Original y Diseño de Sonido: Mariano García Diseño Gráfico: Javier Portillo Fotografía: Ceferino López e marcosGpunto Reparto: Blanca Portillo y José Luis García-Pérez

 

La vida está presente en los mapas ya que estos no son solamente pliegos sueltos llenos de líneas y trazos que delimitan límites o fronteras, sino que representan la historia del hombre, de sus conflictos y su autodestrucción. Un mapa es una representación de la barbarie, de la trayectoria vital, y de esa idea parte Juan Mayorga para El Cartógrafo. El texto del reconocidísmo dramaturgo es soberbio al igual que la imaginería que desplega el espectáculo sobre el escenario, impactando a un espectador que despide al elenco entre aplausos.

Mayorga construye una historia en la que las diferentes temporalidades y el multiperspectivismo son factores esenciales. La puesta en escena, lejos de enormes alardes escénicos y un cuantioso reparto, sintetiza al máximo el espacio del que dispone presentando microambientes donde se desarrolla la acción dramática y en la que únicamente dos actores realizan el papel. El efecto de inmersión se logra por la gran actuación de los actores, el juego de luces, y la utilización de elementos que colaboran con la comprensión como las sillas (ausencia o determinada posición) y otros elementos de atrezzo. Por supuesto, la idea general se traslada al espacio escénico que se delimita con unas líneas de cinta blanca que con la luz dan la sensación de crear un plano.

La trama principal se basa en la pérdida, principalmente de la esperanza o la felicidad, que lleva a los personajes a buscar una explicación de todo lo que les ha pasado. La necesidad imperiosa de plasmar mediante líneas un recorrido tumultoso que se recorre en el presente y el pasado. La idea de que el mapa es lo único que mantiene lo que ha desaparecido, que es el elemento que nos permite visualizar aquello que ahora ya no podemos ni intuir, crear una arquitectura en base a él que nos permita comprender aquello que no podríamos racionalmente. Existen otras subtramas como la crítica a la pérdida de la memoria histórica, el trabajo como liberador de los problemas, el dolor por la pérdida del ser amado o la necesidad de dibujar un mundo en la que no estén todos los elementos pero sí los imprescindibles.

El trabajo actoral es sencillamente fantástico. Blanca Portillo y José Luis García-Pérez realizan a la función el difícil cometido de representar diferentes personajes con diferentes registros y temporalidades sin que se pierda ni un ápice de verosimilitud. Sin ningún cambio de vestuarios y apenas adición de complementos, los actores dan vida a varios personajes que tienen en común una vida gris, a la que es fácil aludir metafóricamente como un enorme mapa donde señalar puntos donde la felicidad o la desgracia han sido protagonistas.

En resumen, El Cartógrafo de Juan Mayorga es una obra fuertemente metafórica, de base sentimental, en la que todas las historias se interrelacionan para dar lugar a un gran atlas construido a través de la constante oscuridad en la que ha vivido el mundo y en la que los mapas han sido siempre su representación.

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