Carlos Fortea: "Lo que escribo es novela, los apellidos vienen después"
Carlos Fortea nació en Madrid en 1963. Además de escritor, es profesor de las universidades de Salamanca y Complutense de Madrid y traductor literario con una labor de más de cien títulos, entre los que se cuentan obras de Thomas Bernhard, Günter Grass, Stefan Zweig, Alfred Döblin, E.T.A. Hoffmann y Eduard von Keyserling.
Es autor de las novelas juveniles Impresión bajo sospecha (Anaya, 2009), El diablo en Madrid (Anaya, 2012), El comendador de las sombras (Edebé, 2013) y A tumba abierta (Loqueleo Santillana, 2016). Los jugadores (Nocturna, 2015), finalista del Premio Espartaco de la Semana Negra de Gijón, es su primera novela para adultos, trayectoria que continúa en El mal y el tiempo (Nocturna, 2017).
Fotografía y texto: Ficha autor en Nocturna ediciones.
- ¿Qué tiene la literatura juvenil para ser el género en el que más cómodo se encuentra? ¿Es consumidor habitual del mismo?
Niego la mayor… no es el género en el que más cómodo me encuentro, aunque sea hasta el momento aquel en el que más títulos he escrito. Para mí no hay ninguna diferencia entre escribir narrativa juvenil y narrativa para adultos. Simplemente me siento a escribir, persiguiendo una idea, y lo que voy escribiendo me dice cuál será su público. Lo que escribo es novela, los apellidos vienen después. Y sí, soy consumidor del género, que tiene novelas excelentes. Sin salir de España, libros como Cielo abajo, de Fernando Marias, o La partitura, de Mónica Rodríguez, son grandes novelas que puede disfrutar y que disfruta un lector adulto. ¿Y quién no recuerda La historia interminable?
- De El mal y el tiempo (Nocturna, 2017) podemos extraer que el silencio es, en su opinión, el cáncer más grande de la historia reciente de España…
El silencio es el cáncer de Occidente, como se ha visto ahora en Hollywood con el “caso Weinstein”. Específicamente en España, nuestro cáncer es el silencio del miedo. Ese silencio que se inculca a los niños: “no protestes, que te van a coger manía”. “Trata de no llamar la atención”. Es la peor herencia del franquismo. Este aún sigue siendo el país del miedo.
Capa de El mal y el tiempo de Carlos Fortea (Nocturna, 2017)
- Imagino que la mayor complicación que ha tenido durante el proceso de escritura ha sido narrar dos épocas distintas sin ignorar las peculiaridades de cada momento histórico…
La verdad es que no, porque por motivos generacionales las épocas que cuento son, las dos, mi época. Yo he vivido en la España de Arturo, Silvia y Mario, y vivo en la de hoy, y he visto en directo, si me permite jugar con el título, el avance del mal con el paso del tiempo. La mayor complicación ha sido armar las tramas de manera que el lector supiera en cada momento lo que tenía que saber, sin que una de las tramas tuviera más prisa que las otras. Ha sido como guiar una troika, tratando de que los tres caballos corran a la par.
Carlos Fortea trabajando en su espacio personal. (Fotografía: Esther del Arpe)
- En su novela se da mucha importancia al mercado artístico y al valor del arte en la actualidad. ¿Cómo definiría la situación de los productos artísticos en épocas de sobreestimulación visual como la que vivimos hoy en día?
El arte es perpetuo, inagotable. Quien se siente delante de un cuadro de Goya, de Miquel Barceló o de John Singer Sargent va a sentirse interpelado por los ojos que desde él le miran. Me interesan todas las formas artísticas, y muchísimo el cine, que es para mí la máxima expresión visual, pero la pintura sigue siendo para mí la forma suprema de interpretación del carácter humano. Por eso tiene tanta importancia en mi libro.
- No ignoremos que esto es una novela negra por mucha fuerza que tengan otras temáticas. En la actualidad la novela negra goza de una posición privilegiada entre las preferencias de muchísimos lectores. ¿Qué cree que puede aportar El mal y el tiempo (Nocturna, 2017) al amplísimo corpus de la novela negra?
Difícil pregunta… para mí, la novela negra no es tanto un género como un vehículo, una forma de hablar de las cosas que me preocupan y, también, una predilección personal. Como toda novela es una indagación en el ser humano, que la forma que adopte sea precisamente la de una investigación me gusta, me permite hacer algo que creo que a todos nos gusta mucho: averiguar. En cuanto a qué aporta, sería presuntuoso por mi parte decir que aporta nada. Aporta mi propia manera de ver, mis preocupaciones. Y tal vez una forma de contar que prefiere apuntar más que explicar las cosas. Lanzo cabos al aire que el lector tiene que agarrar, en vez de ponerle delante mapas muy precisos. En todo caso, si he tenido suerte, creo que aporta algún personaje. Estoy muy satisfecho del personaje femenino protagonista, Silvia Corsano, y bastante a gusto con el policía, Javier Landa. He podido contar lo que quería contar.
- ¿Cuáles han sido sus influencias literarias más importantes a la hora de construir esta novela?
Esa es otra cuestión arriesgada… Creo que todo lo que leo influye en lo que escribo. Hay influencias estéticas que vienen de otras literaturas, y desde luego estímulos personales (que no es lo mismo que influencias) que vienen de autores a los que admiro, tan separados en el tiempo como Raymond Chandler y Lorenzo Silva. O Hemingway. O… podríamos estar así una semana.
Algunas influencias y traducciones de Carlos Fortea. (Fotografía: Esther del Arpe)
- Respecto a su trabajo de traductor. ¿Qué supone para un traductor dar vida en otra lengua a algunos de los autores más importantes de la literatura alemana (Grass, Zweig, Hoffmann.)
Un placer absoluto y un privilegio. He sido muy feliz dejándome llevar de la mano por Stefan Zweig, y me he sentido muy privilegiado al convertirme en voz en español de los ensayos de Günter Grass. Cuando uno cae en manos de un gigante no se vuelve gigante, pero si logra que los lectores puedan escuchar al menos un eco de él se siente muy recompensado.
- Eduard von Keyserling es una figura que ha tenido poca fuerza dentro del mercado editorial español pero que recientemente ha aumentado su repercusión, sobre todo con la traducción que ha realizado usted de algunos de sus títulos en Nocturna Ediciones. ¿Cómo surge la idea de traducir a este autor?
Fue Nocturna, que tiene un espléndido y sensible comité de lectura, quien encontró a este autor y me lo encargó. Y fue un descubrimiento también para mí. Un autor de gran talla, oscurecido por haber convivido con otros tan grandes como Thomas Mann, que era uno de esos árboles que lo tapan todo. Leería cien veces Dumala u Otoño en Berlín.
Algunos de los títulos de Eduard von Keyserling publicados en Nocturna Ediciones.
- Por último, ¿Tiene algún trabajo en marcha del que pueda adelantarnos algo?
Tengo una novela en el telar… pero siempre que cuento lo que estoy escribiendo termino por no escribirlo. Así que no puedo adelantar nada.