Reseña: Angélica Liddell, Guerra interior
Título: Guerra interior
Autora: Angélica Liddell
Editorial: La uÑa RoTa
ISBN: 9788495291905
Nº de Páginas: 240 págs.
Sinopsis:
Luto 2019-2020. Guerra interior sigue la tradición de los libros de la vida de los místicos. Aquí encontramos furia, devoción, voluptuosidad, éxtasis, invectiva, aflicción, belleza, y también júbilo, porque «la culminación del amor es la risa».
Angélica Liddell escribe al dictado de lo intempestivo y de la locura de Dios para subvertir todos los límites. La contienda se libra ahí donde se ha trivializado lo sagrado. Un libro abrasivo escrito en contra y a la contra, que ahonda en un misticismo salvaje, en estado de guerra, que persiste en el cometido de acorralar la vanidad y la seducción que hay en las palabras cuando se escriben y se pronuncian, excoriando el relato para dejarlo en carne viva, sobrecogida, puñal y misterio.
Como ateo siempre me ha fascinado el papel que juega la religión en la construcción de la moral y las convicciones propias del individuo. Para mí, la religión es un poco ese partido político o equipo deportivo al que muchos apoyan sin cuestionarse sus principios, y aquellos pocos que lo hacen, reflexionan en los mismos códigos que la religión les aporta. Es fácil llegar a las mismas conclusiones si utilizamos las mismas herramientas.
Guerra interior de Angélica Liddell es un reflejo de este conflicto, ya que presenta una confrontación dual entre dos personajes, Ahmed y Loubna, que tienen una relación distinta con la espiritualidad y cuyo resultado genera constantes vaivenes emocionales en su relación.
Ahmed y Loubna habían nacido de un delirio, igual que una planta carnívora. Caminaban el uno junto al otro como si la creación estuviera todavía inacabada, voluntariosos, pero con el prurito del que ignora cómo culminarla. Se oteaban de horizonte a horizonte. Circulaba entre ellos un jadeo inaudible a la espera de un canto que acallara toda voz y les restituyera la intensidad de la nada.
Supongo que con mi comentario podría entenderse que estamos ante una novela que explora las relaciones humanas entre dos personas de creencias opuestas. Para no caer en el error me veo obligado a hacer una matización: Ahmed y Loubna como personajes simplemente resultan una personificación del trasunto mistico y filosófico que hay en la obra. Sus comportamientos y conversaciones representan, sin renunciar a una "violencia lírica", aquellas interpretaciones más usuales de sus creencias y los resultados que ellos producen.
- Tú y yo somos iguales- le decía Ahmed a Loubna, pero tal vez era su ferviente deseo de unidad lo que le impulsaba a afirmarlo.
- Tú y yo no nos parecemos en nada - le replicaba Loubna, que sin embargo se sentía vivamente ligada a él, como una entraña a otra entraña.
De hecho, como señala la propia autora:
Ahmed y Loubna siempre estaban en forma de cruz.
No me ha sorprendido encontrarme una obra tan reflexiva, violenta, bélica y crítica con el fanatismo, la sociedad y la espiritualidad. Lo que más ha captado mi atención en la obra es también el deseo ferviente que se muestra en ella a través de la curiosidad, la sexualidad y la belleza que la autora también capta en cada situación. Hay en este libro un interés voluntario en representar el gran poder de seducción que hay en la guerra interior de cada personaje, la propia adicción a las creencias aunque a veces no nos representen del todo.
En el fondo, nada les hubiera gustado más que ser huérfanos de sí mismos. Ahmed estaba cansado de ser Ahmed, y Loubna estaba cansado de ser Loubna. De haber sido huérfanos de sí mismos hubieran acabado por confiarse al misterio del uno y al misterio del otro como estelas totémicas. Pero temerosos el uno del otro, se distraían con relaciones más superfluas y mucho menos exigentes.
En mi opinión Guerra interior es un libro que se contradice constantemente, que se retroalimenta y que plasma una existencia dual tan aterradora como seductora. Lo que tengo muy claro es que es una obra que no deja indiferente a ningún lector y que "alimenta el espíritu".
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