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Reseña: Anjel Lertxundi, Este muro de hielo


Título: Este muro de hielo

Título original: Horma

Autora: Anjel Lertxundi

Traductor: Jorge Giménez Bech

Editorial: Erein

ISBN: 9788491092827

Nº de Páginas: 216 págs.

 



Sinopsis:


El protagonista de esta novela es un traductor. Un especialista en trasladar las palabras de un código a otro. Otro tanto le sucede en la vida: necesita decodificarla para poder entender el mundo. Ama su trabajo, pero de él proviene su problema. Ciertos episodios de la infancia se enredan en su mente en el momento en que se dispone a iniciar una relación de pareja con Marta, precisamente cuando la memoria de su madre, la única persona que podría haberlos decodificado con facilidad, comienza a vaciarse en el vertiginoso abismo de un rápido deterioro.

El hijo habla a su madre plenamente consciente de que no puede esperar respuesta alguna:

«¿Por qué se enfadaba papá contigo, qué escondían vuestras desavenencias? Y no quisiera seguir por ese camino, pero yo no entendía bien vuestro código y me sentía perdido. Tenía que comprender lo que veía, debía traducirlo con arreglo a mi código infantil».

«Yo y mi doble, yo y Fidel hablamos por boca del narrador: una voz dividida en dos de manera aleatoria, sin otro objetivo que el de dar viveza al relato. Como si no fuera suficiente con un punto de vista, elegí dos a la hora de acometer esta narración: dos voces, en lugar de una, para defenderme».

«Pero hay algo que me preocupa más que eso: […] las personas importantes de mi vida no pueden responderme. Papá, porque murió; Marta, porque no quiere saber nada de mí; tú, porque tu consciencia disminuye de manera progresiva. Ninguno de los tres me responderéis: ¡Un poco de respeto!

»Entre otras muchas cosas, escribir da también miedo».

 

Hace apenas un mes conocí la obra de Anjel Lertxundi gracias a una traducción en gallego de su fantástico Zu (Erein, 2016), Ti (Galaxia, 2020), por lo que tomé la decisión de continuar leyendo textos de este autor. Debido a la imposibilidad de leer su obra en euskera, me hice con un ejemplar de la traducción de Horma (Erein, 2017) publicada por la propia editorial vasca vertida al castellano por Jorge Giménez Bech bajo el título Este muro de hielo (Erein, 2018). Al tener como personaje principal a un traductor, mi filia por las lenguas y mi interés por la traducción en sí, fue finalmente un aspecto decisivo para continuar disfrutando de la obra de uno de los grandes de la literatura vasca contemporánea.


Al igual que Zu, en Este muro de hielo nos encontramos una ficción del yo en la que el grueso de la obra transcurre entre pensamientos y reflexiones. Sin embargo, Este muro de hielo necesita de la "presencia" de otros dos personajes, con sus respectivas historias, para generar este conflicto. Es decir, la problemática de Zu nace prácticamente de las sensaciones del yo y en esta novela son necesarios varios estímulos externos (las figuras paterna y materna, su pareja Marta, la sociedad...). Precisamente por ello la novela se siente menos íntima pero igualmente intensa.


Tu vida ha sido una sucesión de por si acasos. Cuando murió la abuela, no tiraste nada suyo. Por si acaso. Por lo que pudiera decir papá. Guardabas nuestra ropa ya raída con bolas de naftalina contra la polilla, no tirabas ni andrajos ni trastos viejos. Lo guardabas absolutamente todo. Por si acaso. Quien sabe si un día... Pero ese día nunca llegaba, y las ropas raídas seguían embolsadas en el desván y los andrajos y trastos viejos, apilados en espera de quién sabe qué. (...) También muchos de los recuerdos que guardamos son recursos almacenados por si acaso. Un número de teléfono, el feo que nos hizo determinada persona, las ingratitudes, desdenes, desavenencias, humillaciones que conservamos en la memoria... En esa lista de por si acasos que todos tenemos figuran, en tu caso, más que el lado oscuro de papá, tus motivos para tenerlo presente. Por si acaso... Cambiará..., pensabas.


Ya destaqué tras mi primer contacto con el autor, mi fascinación por la cantidad de referencias literarias que hay en sus textos. Pese a que en esta novela no son tan abundantes como en la primera, hay una gran cantidad de ellas que se combinan con largos parlamentos sobre la traducción. Especialmente relevantes me parecen aquellas que remiten a la falta de prestigio de esta labor, la imperiosa necesidad de la traducción para la salud del sistema literario de la propia lengua meta o la influencia de las traducciones en las expresiones lingüísticas del propio euskera.


No has entendido bien mi trabajo como traductor, pero has de saber que incluso muchos de mis recuerdos infantiles son traducciones para mí, versiones, en muchos casos, de lo que vi en casa, construidas entre sábanas y sollozos. ¿Por qué se enfadaba papá contigo, qué escondían vuestras desavenencias? Y no quisiera seguir por ese camino pero yo no entendía bien vuestro código y me sentía perdido. Tenía que comprender lo que veía, debía traducirlo con arreglo a mi código infantil. De mis recuerdos de aquella época he aprendido que en eso reside precisamente la esencia de mi oficio: en contar con un instrumento para no perderse en el mundo, en hacer un esfuerzo por acercarse a los códigos ajenos.


El arte surge de la carencia y del riesgo, los traductores trabajamos en la boca de una pira de carbón vegetal, con gran riesgo de caer entre los troncos que la ignición transforma en carbón. Da vértigo traducir a un gran autor cuya obra estimas, pero, al mismo tiempo, es grande la dicha de poder ofrecer en tu vieja lengua algo nuevo, nunca dicho. Muchas expresiones hoy corrientes en euskera (...) no existían hace aún poco tiempo, por más que hoy nos parezca que están ahí siempre. Se las debemos a la traducción. También la pobreza puede dar lugar a la galanura.


En resumen, Este muro de hielo es una novela estilísticamente impecable y rica en sentimientos y sensaciones. No es una novela ágil, sino que invita a una lectura pausada y empática. Especialmente recomendable para aquellos que son amantes de las lenguas y las disciplinas artísticas, aunque no para aquellos que gusten de la tensión narrativa. Sin duda, Lertxundi seguirá ocupando un puesto relevante en mi lista de lecturas.







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